En el barrio Terrero de la zona 4 de Huehuetenango, la tranquilidad de la noche fue interrumpida por un hecho desgarrador. Dentro de una modesta vivienda yacía sin vida Carlos Daniel Herrera Gómez, de tan solo 25 años, un joven electromecánico que soñaba con prosperar en su oficio.
Su cuerpo presentaba cuatro profundas heridas en el pecho, huellas de un ataque directo y brutal. Las autoridades no tardaron en señalar que detrás de este crimen podría esconderse una historia marcada por los celos y las amenazas.
Carlos compartía su vida con una mujer, quien según vecinos y allegados, no aceptaba la idea de que él quisiera regresar con su esposa. “Si lo haces, te mato”, le habría advertido más de una vez. Aquellas palabras que parecían un arrebato de enojo, se convirtieron en una sentencia.
Un testigo asegura haber visto a la mujer llegar acompañada de dos personas más. Entre discusiones y gritos, la furia se transformó en violencia. Minutos después, Carlos quedó tendido en el suelo mientras sus agresores huían hacia lo desconocido.
Hoy, el eco de ese crimen pasional resuena en las calles de Huehuetenango. Un joven perdió la vida, una familia quedó en duelo y una historia de amor se convirtió en tragedia.
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